Microsoft y su visión sobre AI.
La visión estratégica del gigante tech que parecía dormido pero que en realidad quiere liderar una carrera vertiginosa en el mundo de la inteligencia artificial.
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Esta semana se llevó a cabo BUILD 2025, la conferencia de Microsoft en dónde no solo anunció sus nuevos lanzamientos si no también su visión del mundo tech y de inteligencia artificial.
Literalmente estuve más de 6 horas durante la semana viendo videos de Satya Nadella y de diferentes speakers, en dónde hablaron de un mundo influenciado por AI, agentes, autonomía y productividad potenciada 100x.
Adicional me había escuchado semanas atrás una serio de episodios de podcast sobre la caída y levantada de Microsoft en el mundo tech.
Todo lo anterior me llevó escribir esta entrada sobre una de las transformaciones empresariales más fascinantes de nuestra era: cómo Microsoft ha navegado desde ser un gigante del software tradicional hasta convertirse en un jugador principal de la revolución de la inteligencia artificial.
Esta no es solo una historia de tecnología.
Es una narrativa sobre visión estratégica, adaptación cultural y la audacia de reinventarse cuando el mundo está expectante.
¿TL;DR? Escucha aquí la entrada comentada (Te enseño a hacerlo con IA aquí):
El ADN de la adaptación: de garage a gigante.
Microsoft ha tenido un patrón fascinante: la capacidad de anticipar y surfear las olas tecnológicas antes de que rompan.
Cuando Bill Gates y Paul Allen fundaron Microsoft el 4 de abril de 1975, su visión era revolucionaria para la época: "cambiar la forma en que trabajábamos y proveer cada escritorio y cada hogar de un equipo informático".
Imagina proponer esto cuando las máquinas de escribir dominaban las oficinas y pocas personas habían siquiera oído hablar de las microcomputadoras.
El primer gran momento transformador llegó en 1981 con el acuerdo con IBM para MS-DOS. Esto no fue simplemente un contrato comercial, sino el establecimiento de Microsoft como arquitecto del futuro de la computación personal.
Gates y Allen habían entendido algo fundamental: quien controla el sistema operativo, controla el ecosistema. Esta visión se materializó plenamente con el lanzamiento de Windows 1.0 en 1985, la primera interfaz gráfica que democratizó el acceso a la tecnología, eliminando la barrera del código y permitiendo que millones de personas interactuaran con computadoras usando solo un mouse.
La genialidad estratégica de Microsoft se consolidó en 1989 con el lanzamiento de Microsoft Office.
La suite de trabajo no solo transformó la productividad empresarial; creó un ecosistema de dependencia mutua donde cada componente reforzaba el valor del otro.
Para 1995, con Windows 95 capturando más del 90% del mercado global, Microsoft no solo dominaba: definía fundamentalmente cómo interactuábamos con la tecnología. El botón de "Inicio" se convirtió en un ícono cultural, y la barra de tareas estableció patrones de diseño que perduran hasta hoy.
Las adquisiciones también han sido clave en su evolución: Skype (2011), LinkedIn (2016), GitHub (2018), Nuance Communications (2021) y una inversión estratégica en OpenAI (más de $13 mil millones entre 2019 y 2023) han sido piedras angulares para construir su ecosistema de IA.
Pero aquí viene una reflexión crucial que todo líder tecnológico debe capitalizar: el éxito puede ser el enemigo mortal de la innovación.
Entre 2000 y 2014, mientras Apple reinventaba la movilidad con el iPhone y Google dominaba la web con su motor de búsqueda y su sistema operativo Android, Microsoft se aferró obstinadamente a su modelo tradicional centrado en Windows.
La cuota de mercado móvil de Windows Phone nunca superó el 3%, una estadística dolorosa que refleja cómo incluso los gigantes pueden quedarse atrás cuando el mundo cambia más rápido que su capacidad de adaptación.
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Satya Nadella: el catalizador de la transformación.
El 4 de febrero de 2014 marca un punto de inflexión no solo para Microsoft, sino para toda la industria tecnológica.
Satya Nadella asume como CEO con una filosofía radicalmente diferente:
La transformación estratégica se cimenta en tres pilares: apertura, colaboración e inteligencia.
Esta no era solo una actualización del mission statement; era una reconceptualización fundamental de lo que Microsoft representaba en el mundo.
Los números de la transformación bajo Nadella son impresionantes:
La capitalización de mercado creció de $381 mil millones en 2014 a más de $3 billones en 2024.
El precio de las acciones aumentó al rededor de cuatro veces.
Azure pasó de ser un proyecto experimental a ocupar el segundo lugar en cloud computing global.
Nadella implementó un cambio paradigmático de "Windows First" a "Cloud First, Mobile First".
Esto significó decisiones que habrían sido impensables en la era Steve Ballmer: Office llegó a iOS y Android, reconociendo que los usuarios estaban donde estaban, no donde Microsoft quería que estuvieran.
Azure se convirtió en una plataforma que no solo toleraba, sino que abrazaba Linux, llevando a Nadella a declarar públicamente "Microsoft ♥ Linux", una frase que habría sido herejía apenas unos años antes.
Pero quizás el cambio más profundo fue de una mentalidad fija a lo que Nadella, inspirado por Carol Dweck, llamó "growth mindset". Esta no era solo jerga corporativa; representaba un cambio fundamental en cómo Microsoft veía el fracaso, la experimentación y el aprendizaje.
La empresa pasó de defender su territorio a explorar nuevas fronteras, de competir ferozmente a colaborar estratégicamente, de la perfección paralizante a la experimentación ágil.
La era de la Inteligencia Artificial.
Aquí es donde la historia se vuelve verdaderamente fascinante para quienes vivimos en el mundo tech.
Microsoft no llegó a la IA por casualidad o como reacción tardía a las tendencias del mercado.
Fue el resultado de décadas de preparación meticulosa, una preparación que comenzó mucho antes de que la IA generativa capturara la atención pública.
En 1991, investigadores de Microsoft publicaron trabajos seminales sobre redes bayesianas, estableciendo bases matemáticas para el razonamiento probabilístico en sistemas de aprendizaje automático.
Estos no eran ejercicios académicos abstractos; eran los cimientos sobre los cuales se construiría el futuro. La adquisición de Powerset en 2008 por $100 millones demostró que Microsoft entendía el valor del procesamiento de lenguaje natural una década antes de ChatGPT.
Esta tecnología se integró en Bing, permitiendo por primera vez comprender consultas en lenguaje natural en lugar de depender de palabras clave.
El Proyecto Oxford, lanzado en 2015 y considerado precursor de Azure AI, no era simplemente otro conjunto de APIs. Era una declaración de que Microsoft veía la IA no como una característica, sino como una plataforma fundamental.
Con más de 60,000 organizaciones adoptándolo en sus primeros tres años, Microsoft estaba construyendo silenciosamente el ecosistema que eventualmente soportaría la revolución de la IA generativa.
Pero la jugada maestra fue Azure.
Lanzado en 2008 como "Project Red Dog", Azure representó una apuesta existencial en el futuro de la computación.
Mientras otros veían la nube principalmente como almacenamiento barato o hosting escalable, Microsoft la vio como el sistema nervioso de la futura era de la IA.
La infraestructura que construyeron, capaz de entrenar modelos, no era solo para las necesidades actuales; era para un futuro que aún no había llegado completamente.
De 3 startups adquiridas en 2020 pasaron a 12 en 2024, con foco en modelos pequeños (Phi-3), plataformas de agentes y herramientas de desarrollo sin código.
La apuesta del siglo: OpenAI.
La asociación de Microsoft con OpenAI representó algo mucho más profundo que una simple inversión o alianza tecnológica.
Fue una declaración audaz sobre el futuro de la computación y el rol que Microsoft intenta jugar en ese futuro.
Desde 2019, Microsoft ha invertido al rededor de 14.000 millones de dólares en OpenAI, un capital estratégico invertido en redefinir la computación misma.
Lo que hace única esta asociación es la simbiosis perfecta entre las capacidades de cada parte. OpenAI necesitaba potencia informática, a una escala en verdad masiva para desarrollar sus modelos revolucionarios.
Y Microsoft tenía exactamente eso: la infraestructura de Azure y décadas de experiencia en computación de alto rendimiento. Pero más allá de la infraestructura, Microsoft entendió algo crucial: no estaban solo comprando acceso a tecnología; estaban construyendo el sistema operativo de la era de la IA.
Los resultados hablan por sí mismos.
GitHub Copilot, utilizado por 15 millones de desarrolladores y aumentando la productividad en un 55%, ha transformado fundamentalmente cómo se escribe código.
Microsoft 365 Copilot, adoptado por 230,000 organizaciones incluyendo el 90% de las Fortune 500, está redefiniendo el trabajo del conocimiento.
Azure OpenAI se ha convertido en la plataforma preferida para empresas que buscan implementar IA a escala empresarial. Azure OpenAI proporciona acceso a la API REST de los modelos de lenguaje de OpenAI, incluidos o4-mini, o3, gpt-4.1, o3-mini, o1-mini, GPT-4o, GPT-4o mini, GPT-4 Turbo con Vision, GPT-4, GPT-3.5-Turbo y series de modelos embeddings.
Microsoft no está simplemente participando en la revolución de la IA; está diseñando la arquitectura sobre la cual esa revolución se construirá.
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Microsoft BUILD 2025: La web agéntica y el futuro autónomo
Los anuncios en BUILD 2025 revelaron la visión de Microsoft, y es tan ambiciosa como transformadora:
Estamos construyendo una web ágentica, abierta y a gran escala.
No estamos hablando de herramientas que asisten pasivamente; estamos hablando de agentes que actúan, deciden y ejecutan de manera autónoma.
GitHub Copilot está evolucionando de un asistente de codificación a un agente completo que no solo sugiere código, sino que lo escribe, prueba, despliega y mantiene.
Azure AI Foundry Agent Service permite la orquestación de múltiples agentes especializados trabajando en equipo para resolver problemas complejos. Es como tener un equipo completo de expertos en IA trabajando 24/7 en tus desafíos más difíciles.
Windows AI Foundry representa otro salto conceptual: IA ejecutándose completamente en el dispositivo local con 40 TOPS de rendimiento.
Esto no es solo sobre privacidad o latencia; es sobre un futuro donde la inteligencia está verdaderamente distribuida, no centralizada en la nube. Cada dispositivo se convierte en un nodo inteligente en una red más amplia de computación cognitiva.
Microsoft Discovery demostró el poder transformador de esta visión al reducir de años a apenas 200 horas el tiempo necesario para descubrir nuevos materiales no contaminantes para centros de datos.
Imaginen las implicaciones: problemas que tradicionalmente requerían décadas de investigación ahora pueden resolverse en días. Esto no es evolución incremental; es revolución fundamental en cómo abordamos la investigación y el desarrollo.
Y luego está NLWeb, que Microsoft posiciona como el "HTML de la web agéntica".
Esta no es hipérbole marketera; es una visión de un internet donde cada sitio web puede ofrecer una interfaz conversacional natural, donde los agentes de IA pueden interactuar con el contenido web tan fácilmente como los humanos navegan con un navegador. Es la democratización final de la IA: cada sitio web se convierte en un agente potencial.
La carrera por el liderazgo.
Microsoft ha adoptado una estrategia fundamentalmente diferente a sus competidores.
Mientras Google se enfoca en la búsqueda y modelos propietarios masivos, Amazon optimiza para comercio y logística, y Apple prioriza la privacidad y la experiencia de usuario premium, Microsoft está jugando un juego completamente diferente.
Microsoft no está construyendo solo productos de IA; está construyendo la infraestructura sobre la cual todos los demás construirán.
Azure no es solo una plataforma de cloud; es el sistema estructural de la IA empresarial.
GitHub no es solo repositorio de código; es donde la próxima generación de software habilitado por IA está naciendo.
Office no es solo productividad; es la interfaz a través de la cual millones experimentarán la IA por primera vez.
Esta estrategia de product as a platform es brillante.
Microsoft no necesita ganar cada batalla de IA; solo necesita asegurarse de que cada batalla se libre en su territorio.
Es la misma estrategia que funcionó con Windows, aplicada a una nueva era. Pero esta vez, con una diferencia crucial: es abierta, colaborativa y diseñada para un mundo multipolar tecnológicamente.
Lecciones del memorando "Tidal Wave"
El paralelismo entre el memorando de Bill Gates de 1995 sobre Internet y la estrategia actual de IA de Microsoft es sorprendente.
En 1995, Gates escribió que Internet era "la ola más importante desde la PC". Hoy, Satya Nadella declara que "la IA es la ola más importante desde Internet". Pero más allá de la retórica, las lecciones aplicadas son profundas.
Gates insistió en que Internet debía integrarse en cada parte del negocio, no ser un proyecto lateral.
Microsoft ha aplicado esta lección con la IA, integrándola no como características aisladas sino como capacidad fundamental en cada producto.
La inversión masiva en infraestructura antes de que la demanda sea evidente, la apertura a colaboraciones que habrían sido impensables, la transformación cultural antes que la tecnológica: todas estas son lecciones del playbook de 1995 aplicadas con maestría a 2025.
Pero hay una diferencia crucial.
En 1995, Microsoft estaba reaccionando a una ola que ya había comenzado.
En 2025, Microsoft está ayudando a crear la ola misma. Esta es la diferencia entre supervivencia y liderazgo, entre adaptación y definición del futuro.
Microsoft ha entendido algo fundamental sobre la era de la IA: el ganador no será quien tenga la mejor tecnología aislada, sino quien construya el ecosistema más completo y colaborativo.
Esta es una lección profunda para todos nosotros en la industria tecnológica.
La era de los ecosistemas cerrado está llegando a su fin. El futuro pertenece a quienes pueden crear plataformas donde otros puedan innovar, ecosistemas donde la competencia y la colaboración coexistan, y tecnologías que empoderen en lugar de encerrar.
Microsoft ha demostrado que no solo ha aprendido de sus errores (como su tardanza ante el auge de internet), sino que ha desarrollado una capacidad estratégica para leer el contexto y actuar con audacia.
En la carrera por la IA, no busca ser el único protagonista, sino el escenario sobre el que se desarrollan todas las obras.
Si en los 90 Microsoft quería poner una PC en cada escritorio, hoy quiere que cada agente tenga un ecosistema donde prosperar. La ola de la IA no se controla: se navega con visión, código y una buena infraestructura debajo.
Y Microsoft parece tener todo eso.
Gracias por leer.
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